30/1/09

Renèe Acosta

Renèe Acosta,
Chihuahua, Mèxico, 1977.


Poemas
IV

Que tú la voz que otorga
Haga montaña el sincopado arpegio
Fundando ante la tierra el plano,
El magnífico dilatador, ahora,
Que tú te hayas levantado
Del nudo episcopal del fuego;
te hayas hecho aire
De agua, tierra y vida
Para tonificar el labio
La voz del que grita en el destierro
Para calcular la gota cero
Y el momento absoluto
En que tú te sigas expandiendo
Con la zaga y la conquista,
Esa la de permanecer
En antiguo punto de calor
¡Oh! sueño en llamas
-¡Oh cinta de Moebius!-
para que tu cuerpo divino
sea el divino cuerpo del universo.




VI


Que se diera tanto
De insular epifanía
Con el fuerte gravemen
Patidifuso
Con la cruz coagulada
De los vientos

¡Ah ¡ que se partiera en dos
Y en dos el ocho
Dividido y multiplicado
Y vuelto a sumar
En una ecuación
Que multiplica cuando resta
El acto, sonido, presencia
De cada esfera suministrada
Por la bondadosa escalera numérica
¡Oh Gödel!¡Oh grande!¡oh Fibonnacci!
La arqueología ontológica
De la presencia.

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Poemas tomados de aquì