Patricia Barraza,
Tijuana, México,1985.
Poemas
Máscaras: intento fallido
Fragmento
Después de fracasar en el intento de escribir un texto que sería como una especie de instructivo de cómo se debe usar una máscara, o mejor dicho las diferentes situaciones en las que una máscara es el objeto principal y cómo es que en cada situación se coloca, además de recomendaciones para la óptima utilización, decidí recomenzar y leer un artículo sobre máscaras en la historia y los diferentes tipos. En ese artículo había fotografías e imágenes de una veneciana, una griega, una romana, una japonesa y una mexicana que adornaban el texto con plumas, colores, piedras preciosas, bronce, madera, yeso, tela y plástico. Cuando terminé de leerlo regresé a las primeras líneas como es mi costumbre para releer los orígenes de la palabra, que por lo regular se encuentran siempre arriba en el tope de la enciclopedia, “La palabra «máscara» tiene origen en el masque francés o maschera en italiano o másquera del español. Los posibles antepasados en latín (no clásico) son mascus, masca = «fantasma», y el maskharah árabe = «bufón», «hombre con una máscara».” y con la esperanza rebuscada de que algún día estos repasos me sirvan a la hora de escribir. Releí el contenido en forma de índice y con la cabeza recostada en la palma de mi mano, que más que cargar mi cabeza cargaba la insípida gana de escribir por obligación y cumplir con las horas impuestas por mí misma un año atrás, esperando a que el café regara su aroma alrededor de mi mesa, quizás a que las manzanas que coloqué para adornar cobraran vida y al menos me revelaran algún secreto del cual poder escribir sin sonar infantil o demasiado fantástica, a que mi estómago se vaciara o al menos que el sueño me entrara y consumiera las diez tazas de café que aproximadamente hubiera tomado durante el día, también repasé la fotografía de la veneciana.
Ya antes había buscado fotografías de gente con máscara para ilustrar un dossier que debía entregar en la universidad y que contenía cinco o seis, o quizás siete textos narrativos que la falsedad unió bajo su pecho y que sobre ellos se impuso como eje temático y que nombré Falso. La imágen de portada ♪ me dió la idea y tras buscar en ellos algún indicio de falsedad, decidí que cumplían con y se ajustaban a la frase Nada es lo que parece o tal vez con Las apariencias engañan, o quizás con el refrán El león no es como lo pintan, (ya no sé) y les puse ese nombre. Las fotografías que encontré me agradaron tanto que las guardé en un folder privado, (que al final no utilizé para el dossier) y las volví a sacar con la esperanza de encontrar en ellas los datos que enriquecieran mi instructivo o al menos me procuraran el inicio de uno nuevo.
En la primera había cuatro niños y dos niñas nazis que reunidos intentaban conversar y entenderse trás sus máscaras antigás, en blanco y negro. La segunda era una fotografía que mostraba el interior de una tienda de disfraces donde, como atracción principal tenían antifaces de varios personajes famosos, entre los que llamaron mi atención, David Bowie en su etapa galáctica, Audrey Hepburn, Marilyn Monroe, Elvis Presley, Indiana Jones y una mujer con cabello rosa claro y unos lentes negros que parecían pestañas de gato con diamantes alrededor (o quizás un hombre) y esa mujer que aparece en los viejos afiches mexicanos que vestida con traje típico carga sobre su cabeza una canasta con frutas. La tercera era de un tumulto de gente que vestían una especie de impermeable anaranjado y que se cubrían el rostro con máscaras blancas de porcelana pulcra, sin adornos. En la cuarta, una mujer joven ocultaba toda su cabeza bajo la cabeza de un borrego que sonreía y miraba hacia el cielo con ojos de buena, excelente máscara que interprenta perfectamente su papel. Había otra fotografía de una mujer rubia que fue tomada en el preciso momento en que sentada en la bañera se quitaba un conejo color arena de la cara y apenas se veían sus labios rojos intensamente provocativos y la mitad de su ojo derecho. Una persona de espaldas con una máscara de zorro café en medio de un bosque. Una niña con máscara de zebra y bufanda monocromática que alzaba sus dedos hippies. Muchos antifaces negros, de gato y conejo.
Las miré por varios minutos, de nuevo mi cabeza sobre la palma izquierda mientras con el índice de la mano derecha apretaba el botón de siguiente. El meñique que quedaba con la punta justo debajo de mi ojo izquierdo, en la ojera, comenzó a desesperarse y sigilozamente empezó a delinear, a delinear, a delinear la orilla inferior del ojo. Separé la mano del teclado y la otra de mi cara y asomé la cabeza en la taza de café que se había ido vaciando sin avisar, tan silenciosamente que tuve que meter toda la cabeza dentro para relamer el fondo frío y apenas mojar mi lengua aburrida con un surco tenue que era ya más sólo una mancha con la orilla seca y oscura que un verdadero resto de café. Cuando regresé a la pantalla, miré hacia la esquina inferior derecha, eran ya las 2:42 a.m. Y ni el sueño, ni las ideas geniales habían hecho acto de presencia en mi desesperada y terca cabeza, así que decidí seguir el camino que hasta entonces había tratado de esquivar para salir de mis propios parámetros y rutinas y asegurarme, o demostrarme que hay otras rutas disponibles que llevan a la producción exitosa, al happy ending y comencé a escribir diarreicamente sobre la hoja. Pero el destino, o la suerte, o la Providencia del señor Donatien Alphonse François, o la ruborizada divinidad de Antares, o la Santísima Trinidad habían decidido que sólo un adefecio, engendro y deforme párrafo inútil naciera de mí en aquella ocasión:
Equis formas de usar una máscara
Capucha de ladrón
Apenas se dan cinco pasos después de cruzar la esquina, se deben sacar de los bolsillos, sin dejar de caminar con las piernas firmes y de cadencia segura, el par de medias que marcan un pequeño bulto en la tela del pantalón, pequeño por la delgadez del material con que están hechas. Estas medias deben ser de preferencia nuevas o haberse usado máximo dos veces para que cualquier pelusa o mancha que intente interferir en la vista del que las porta no sea obstáculo a la hora del ataque y este no falle o cometa errores fatales. Aunque se lleve prisa, se debe cuidar que ninguna de las dos medias caiga. Es necesario usar dos y no una, ya que por la transparencia que es adecuada para no perderse detalles y poder ocultar el rostro, alguno de los participantes o víctimas podría indentificar a aquel que procura esconderse torpemente detrás de un trozo de media marrón claro. Si alguna cae por culpa del nerviosismo o del rápido movimiento de las manos, será indispensable que se detenga un instante y recoga el objeto que ha quedado tras de si, intentando con todo su cuerpo que nadie note la naturaleza de aquel objeto que podría delatarlo aún antes de cometer el atraco. No es recomendable que se esconda el par de medias en alguna bolsa oscura para evitar que se le descubra si por el temblor del cuerpo estas caen antes de llegar a la puerta, pues si el caminar es consistente como se sugiere, el nudo que mantiene la bolsa cerrada será sólo un obstáculo al intentar sacarlas para colocarlas sobre la cabeza. Antes de salir de casa se deben poner sobre la cama y extendidas una dentro de la otra se enrollarán comenzando por la parte cerrada donde los dedos de los pies chocan, terminando por la parte abierta y de la misma manera meterlos a los bolsillo, para que al sacarlas estas se desenrollen automaticamente. Cuando esté lo suficientemente lejos de la puerta como para no ser reconocido, pero lo suficientemente cerca como para no caminar un largo tramo con las medias puestas, introduzca la mano derecha en la bolsa, jale las medias y estírelas un poco con las dos manos, meta una mano completa dentro y con el pulgar de la otra estírelas hasta que las dos manos queden dentro del elástico y entonces coloquela sobre la nuca, allí manténgala usando esa parte del cuerpo como soporte para que al jalarlas lleguen hasta la frente y entonces, tomándolas por la orilla, jálelas hacia abajo hasta cubrir todo el rostro. Se sugiere llevar pelo corto para que al momento de meter la cabeza en las medias los cabellos no cubran los ojos y no se pierda tiempo en acomodarlos o simplemente ponérselas con cuidado antes de salir de casa e ir hasta su destino en auto para no tener que pensar en la posibilidad de perderlas o de ser atrapado por caminar un largo tramo con ellas sobre la cabeza antes de llegar a la puerta.
En la parte superior del texto había escrito un pequeño esquema de lo que incluiría en el instructivo. Hablaría sobre máscaras de luchador, sobre máscaras antigás, pañuelos para cubrir la nariz y la boca a la hora de barrer, caretas de esgrima, máscaras para el día de Halloween, Schandenmaske, máscara viva y máscara de la muerte, antifaces, risa fingida y cualquier manisfestación que cumpliera o hiciera el trabajo de una máscara. Sin embargo todo me pareció demasiado vanal, inútil, superficial y después de cerrar el archivo lo borré sin piedad. Me quedé pensando tan sólo un momento, unos segundos en que máscara más adornada es la literatura y luego, instintivamente, me fui a dormir, deseando continuar el día siguiente hasta juntar cien enmascaradas, falsas y doblemente quejumbrosas (fallidas) páginas.
♪Era un muchacho de Rosie music con chaleco y pantalones de un color que se parecía al contenido de mi taza, que había llenado con una pizca de café y tres cuartos de agua. Con una camisa blanca debajo, agustada y de manga larga, el cabello corto y negro, parado de frente pero con la cara mirando hacia un costado y con una máscara de un animal que desconozco pero que parecía ser familiar de los patos, los pájaros o cualquier animal con pico.
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Poema tomado de: aquí
Poema rascahuele
De verdad
rasque aquí:
( ________ )
Rezago
nos volvemos
arruga
pero somos peluca
-cana-
que resbala
y pisa en falso
y creemos vivir al día
y el tiempo cobra
(a la carne)
su propia pérdida
no somos más
gemelos del tiempo
la partitura
a propósito
ignorada
no es ignorada
atraso = retraso
somos
residuo
que posee
residuo
dos ángeles que se pudren
y creemos vivir al día
abrimos nuestros segundos ojos
y creemos estar
25 años atrás
en el tiempo
aunque esos 25
signifiquen 250
e incluso 2500
Palindroma y capicúa
I
la combinación solidaria
(con juegos de azar responsables)
que sale de la esquina más oscura del submundo
con las piernas abiertas parada sobre un espejo faldero
y siempre detrás de las puertas
a la espera de alguien a quien poder asustar.
II
el punto lo es: los dos también...
III
quisiera doblarme y desdoblarme para atrás
como me doblo y me desdoblo para enfrente.
Notas...
ya las notas
del cuaderno
son el poema
ya las notas
son el poema
ya notas
el poema
¿ya notas
el poema?
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poemas tomados de: http://hangar-sergio.blogspot.com/2008/08/patricia-barraza-voz-en-off.html