Y no fue sólo cuestión de la técnica o de una nueva forma de reflejar el mundo visible. No: aquí había surgido un nuevo principio estético.
El principio consiste en que el hombre, por primera vez en la historia del arte y la cultura, había encontrado la posibilidad de fijar de modo inmediato el tiempo, pudiendo reproducirlo (o sea, volver a él) todas las veces que quisiera.
Andrei Tarkovsky, Esculpir el tiempo
Estamos frente a un libro sin final, pero que está acabando. Un libro que ve en la fotografía y su obsesión por lo eterno, el principal planteamiento. La potestad que sobre el tiempo ejerce Carne prensada, se logra con recursos forajidos del lenguaje. Esta obra trabaja con las minucias del gerundio, elemento gramatical despreciado en las construcciones del castellano y que se define como “Forma invariable no personal del verbo que suele denotar acción o estado durativos, anterioridad o simultaneidad, nunca posterioridad, y puede expresar que está siendo”.
La voz de Sylvia Figueroa (Puerto Rico, 1970) recurre a este medio, para borrar cualquier rastro de identidad física o intimista del sujeto, y manejarse a partir de los objetos que la rodean y la delimitan. Cito: “Uno sabe que ya está perdido, pero prefiere asumir la frase menos contundente aunque más terrible: algo se está perdiendo”. Esta conciencia de lo continuo de lo nuca terminado, son sentencias que asisten a lo trágico, por el simple hecho de no atisbar muerte. Las locuciones en tercera persona, acciones de lo impersonal, tratados de las cosas breves como puertas, ventanas, bolsas de plástico… latas de carne prensada y contenida, se desplazan ante la mirada de la autora para lograr una poética de la permanencia.
A partir de estos declives en la perspectiva de alguien que observa lo minúsculo, las compuertas de lo sustentable y lo perecedero se adhieren al aliento vital de la voz del poeta y son repetidas una y otra vez en la circunstancia de las conjugaciones; entonces, el ejercicio literario deviene una especie de Sísifo que remonta cada día la eternidad despeñada sobre él.
De esta manera Sylvia Figueroa vuelve sobre sus propios pasos, no para regresar, sino para avanzar hacia otro espacio en un tiempo que nunca termina, que encuentra en la misma forma, una mutación del sentido. Un truco para escapar de las cosas que por cotidianas se vuelven transparentes.
“Éste es un libro que se repite”, afirma el Intro de Carne prensada. Yo difiero, como la curva difiere del espiral del que pende. Más que un libro que se repite, es un libro-loop, un libro-secuencia, la cadena alimenticia de un organismo en sí mismo consumado y por lo tanto, un libro que mientras se lee, se sigue escribiendo.
La vigencia que alcanza Carne prensada se concreta primero en las acciones. Pero en una segunda parte del libro (pAra mirar de cErca), el texto se va haciendo conciente de una espacialidad y de su condición de objeto. El libro se percibe como cosa, como un campo material de los sentidos. Y nos muestra fotogramas o cuadros de cine extraídos del movimiento y que por lo tanto son instantes disidentes del conjunto.
Tarkovsky se pregunta en dónde reside la naturaleza del arte fílmico de cada autor, y él mismo responde: “En ese sentido se podría decir que es esculpir el tiempo”. Así pues Carne prensada es un tiempo modelado, un tiempo y su espejismo para conjurarlo, una frecuencia que se anula con los mismos tonos invertidos para lograr un libro que no es, sino que está siendo.
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Tomado de: http://elbillardelucrecia.blogspot.com/