15/2/09

Washington Cucurto

Washington Cucurto, Quilmes, Argentina, 1973

Papá se incendia

Mi padre se vuelve al catolicismo
y quiere que yo también me vuelva.
Quiere que salgamos esta tarde
con una biblia bajo el brazo
a visitar a todo su público pudiente.
Mi padre quiere que le ayude a montar
un escenario sobre el techo del Abasto.
¡Para que toda la gente lo escuche!
¡Para que toda la gente lo aclame!
Mi padre pasa hablando del amor de Dios.
¡Ay, Dios mío tendré que soportarlo!
Mi padre pasa elogiando la remera
que Daniel trajo de Inglaterra.
Mi padre pasa haciendo bromas brillantes.
Mi padre, púdico sentimental, para recién afeitado
Papá se cuelga del cartel de Coto, le agarra
la electricidad y cae sobre el asfalto mugroso.
Papá pierde el conocimiento, y cree que es
Ricardo Zelarayán.
Si no estoy mintiendo un poco, ya no odia
A Enzo Francescoli.
Es más, cree que es Enzo Francescoli
Y anda haciendo chilenas por el aire.
Papá pisa un cable de su escenario y se
incendia,
desde abajo todos le tiran baldazos de agua
y le dicen: ¡Lárgate! ¡Lárgate!
Papá se larga y sale corriendo
(¡envuelto en llamas!)
hasta Tucumán y Agüero,
para el 46 hace bajar a toda la gente y se va
con el colectivo. ¡Y el colectivero de rehén!
Papá maneja el colectivo descontrolado,
el 46 da vueltas como un trompo
hasta que se mete en el Rancho A y B
donde los bolitas bailan cumbia.
El 46 dejó un gran agujero en la tierra.
Papá desapareció.
Los ratis de la 21 todavía lo andan
buscando.



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Poemas tomados de: Zurdos. Última poesía LatinoAmericana, Yanko González & Pedro Anaya, Bartleby Editores, Fundación Domingo Malagón, 2005, Madrid. Pág.92