Fernando Trejo
(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1985)
POEMAS
Tratado de libre muerte
No, si no se trata de esto. Debes esperar como yo espero. A la salida. A tu puerta. Esperar el trago del licor más caro del supermercado. Y aguantarse. Aguantarme las ganas de orinar para no dejar de soltar palabreríos. Porque uno no se da cuenta de cuánta carne compone su máscara la muerte. Podría ser la nuestra.
No, si te digo que no se trata de esto. Es más bien un par de crueles abismos negros rellenos de vapores sosegados. Humo del viento. Calandria sin destino o con destino a nunca. Te digo de estos pasos que siento tras de mí y de esa sombra a reojo larguísima que me muerde los pies. Podría ser “La Muerte” o “El muerte”. Yo no sé de qué vagina haya nacido y si su sexo fue creado por un Dios o lamido por un Diablo. Nunca La he visto a Él. Pero se que se llama a veces “Muerte”. Y descanso. Te digo que no sé de qué se trate esto, pero ayer Doña Ofelia me habló pidiéndome un poema filoso y puntiagudo para enterrárselo en el pecho. Sucumbe este poema antes de volverse redentor de cuerpos torpes. Agoniza al filo de la hoja. Tiembla. Se desvanece. Logra desaparecer.
Bienvenida a la avenida
Bienvenida a la avenida
Nueva
recién limpia
Curada de espanto a marrazos
a mano de obra
a último borde de cemento
Dijeron en los diarios que el símbolo de la ciudad había sido destruido. Nunca encontré el símbolo de la ciudad. Me daba pena.
De los más de mil fragmentos, al menos uno partió mi corazón. Remontado a bosque para ser hachazos, cierra eléctrica. Sangre por la ciudad maldita de mi cuerpo, ahí, entre mis venas lazadas a mi cuello, existe la cal de las flores paridas debajo de las piedras. Alimentadas por la alcantarilla principal del pueblo migratorio de las ratas, del municipio fantasma de alacranes dispersos a otros lados.
Doy bienvenida a la avenida, nueva, recién limpia.
Asesinos los hombres que construyeron mis manos, estos ojos ciegos a ver las diferencias de tus nalgas. Muerto de ser, camino entre la caspa de las nubes mismas que han cubierto mi cabeza todo el tiempo. Me espero. Me subo al sol en colectivo y logro ver, ahora sí, el símbolo de la ciudad.
POEMAS TOMADOS DE:
Circuito Amor, (Red Utopía Jitanjáfora, 2002), Raíces de un Sueño, (Viento al Hombro, 2002), Por las mujeres, hermanos, escribamos, (Viento al Hombro 2005), ¿A dónde van las palabras?, (UAEM, 2006) y Alba por los caminos (UNACH, 2006).