ERNESTO CARRIÓN
Guayaquil, Ecuador. 1977
Ha trabajado en poesía el libro La muerte de Caín, cuarteto formado por los poemarios: El Libro de la Desobediencia (2002), Carni vale (2003), Labor del Extraviado (2005) y La Bestia Vencida. Publicado en su totalidad por la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Actualmente trabaja en el quinteto Los duelos de una cabeza sin mundo. El poemario Demonia Factory –segundo libro formal de ese nuevo trabajo- fue publicado por la editorial Zignos, Lima (2007) y por la editorial Eskeletra, Quito (2008). Publicó, junto con el poeta peruano Maurizio Medo, los poemarios Contramano (2008) y Álbum de arena [Primera Antología Binacional de Poesía Contemporánea Ecuador-Perú] (2008). Preparó el libro Identidades a Plazo [Recopilación de textos de pacientes del Hospital Psiquiátrico Lorenzo Ponce] (2008). Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía César Dávila Andrade (2002), el Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad de Medellín (2007) y el Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade (2008).
Adelanto de Toma esta cabeza mestiza por donde rodará un dios judío
[a]
abuelo de 31 años reparas en los posibles pedazos de carne erecta chorreando manos y muslos Miles de manos y muslos bajo un cielo estancado en el fondo de un álbum demasiado respetable para ser un álbum ¿Nuestro álbum? –me dices- y yo repto para matarte de veras Para emboscarte justo en la línea donde se dobla Yo repto para matarte de veras como hundiendo mi rodilla en una boca negra cerrada que no es mía
que nadie diga que miento que tú vives
[b]
que alguien se anime pronto a robar tu rostro y quemarlo en la habitación donde te mueves a coleccionar tu orina regada en las cordilleras del mundo aunque a veces mal repartida en tu pantalón Que alguien se anime pronto a contar la historia de lo que pasó contigo: esos delitos que ya no reconoces pero que antes abrigabas como síntomas sobrecogedores de esa aparición tuya Yo he venido para desinfectarte las manos y derrames aquí la sangre más barata alguien se anime a robar tu rostro y quemarlo en mi boca rodante
[c]
con la cabeza que defeca modiglianitos malditos entramos en todas las fiestas de la oscuridad con una jarra de vino bailándonos debajo de los ojos Enfermos de la drogadicción por el dinero escondimos la ciudad en una axila y sacamos a brincar a la serpiente por más de 30 años Fumábamos desnudos y corríamos como locos formando el rompecabezas de los pájaros derrumbados sobre la ropa interior que dejamos abandonada en cuartos plásticos Tú ya no recuerdas esos cuartos porque ibas dormido
[d]
llevándote -como ya no recuerdas- hundimos la verga sonriendo en paladares entumecidos que sonaban a cáscara partida o a fosas tan comunes como esos anaqueles que huelen a panela por armar Corríamos desnudos por todas las veredas donde nos ayudó haber sido poetas (ya que esto daba licencia en ciertos lugares) Cansado de escupirle ratas a la gente gateabas en la virulencia en la infección viral in vitro arañando a prostitutas que acaso cobraban algo para que no se les cayera el pan de entre los dientes
sí vida embustera: con todos te atreviste a jugar al muerto
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Fuente: Santa Muerte Cartonera