22/12/08

León Plascencia Ñol

León Plascencia Ñol,
Ameca, 1968


Poemas


Carpinteiro


Los trabajos del pájaro carpintero
tienen algo de luz demorada. Un rápido
golpeteo en la rama altera todo el orden
que me pediste. Hay azules y morados
bajo nuestros pies. Cada golpe
del carpintero provoca un quiebre
en el mundo. Pudiéramos estar desnudos, dices. Bajo
los párpados sucede casi todo. El carpintero
no se oculta y busca lo frágil de la rama. Un poco
de escritura entre los cuerpos
y las gotas caen hacia tu espalda. Me quiebro,
dices mientras el carpintero barrena. Tan sólo
cinco nubes fotogénicas, una sombra
de flores alrededor de la banca. Podríamos
delimitar el espacio, la grama
o el tepe a cinco metros de nosotros.
Volvería a decirlo: Este abanico /
hay que tirarlo (Basho). Y entonces
el carpintero me mira, lanza un picotazo
más fuerte: “La manera de respirar
que proviene de ti, tiene algo de golpe y sufrimiento”.
Tú deberías saber que estos naranjas
son únicos y que nunca estuve oculto. El carpintero
abre sus alas. Un gesto
ligero para que pase el aire. Deberías
saberlo. Esta escritura
proviene del abrazo.


___

Poema tomado de: http://leonplascencianol.blogspot.com/2006/07/carpinteiro.html


*
This is what I am doing now.
M.P.

Esto lo estoy haciendo ahora.

Colinas rojas frente al cementerio, dices.

Una superficie brillante en la mesa, papeles dispersos, un chorro cayendo en el búcaro, desperdiciados colores entre el humo.

Como un brazo extendido.

No hay escritura visible.

Dice: al borde del hombro, en el pliegue de la boca. O cambias de posición en la tumbona─ Letras que se oscurecen.

Me gustaría irme a Madagascar. Aprendí a encontrar los signos ocultos de la lámpara.

Di: Esto lo estoy haciendo.

Di: Ahora el muelle es algo que te mencioné. Como mi nombre y la botella esencial junto al guijarro.

Posiblemente la puerta entreabierta. El lenguaje.

Di: las nubes de Hong Kong son muros, dices.

Estas brisas.

Estos árboles que perdí, me acostumbré a decir, dices.

Hubo un camino.

Antes de saberlo, las olas tuvieron algo de familiar. Es lo mejor que pude hacerlo─

Di: ahora una seguridad, unos lugares.

Di: la playa afecta a la alabanza. Lenguaje, dices.

La primera estela, la rompiente.

No hay complejidad en los suburbios. Jhonson, Blake, Williams. ¿Antes hubo amor?

Hablo como un recolector de algodones, dices.

El lenguaje es un guijarro.


*
Canción de Tokio


Medio cuerpo, tan solo medio

cuerpo y alguna flor de loto o un estanque.

(Hay caballos frente al aeropuerto):

una película de Ozu. ─Blanco y negro, pálidos animales,

nubes del último otoño a la salida del bosque.

Hay un grupo de comensales entre los arbustos:

la nieve prolifera. ─El viento:

la escritura es un muro.

Alguna vez me recliné a recolectar arroz del sembradío:

largas planicies por donde cruza el tren:

─una película de Ozu:

sólo quietud. Ellos comen pescado de una bandeja.

(Cojines de satín y pies descalzos):

esta es una escritura visible del otoño, Tokio y los cerezos. La casa

de papel podría derrumbarse.

Es largo el aliento, Kuong, sobre el sol y las cosas:

caliento para ti el sake. Una cerilla encendida es mi amor:

una película de Ozu, Tokio Story. (Nada sucede en la familia).

─Caminé entre luces y vértigo. Podrías volver con el mensaje: “la bóveda del cielo tiene

una escritura fracturada”.



Revólver rojo
“Parece que perder
no es un arte difícil:
los muertos de verdad de uno
son víctimas amadas de los vivos.” Parece /
dijo “Perder”, dijo “un arte difícil” / parece entonces
que el caracol, la anémona, son víctimas
“amadas”, la mujer sentada en el borde
de la banqueta, este aire nocturno y helado / “víctimas”
de no sé qué situación, de qué carencia. Carezco
de mis muertos amados. / Hay esquirlas,
una sensación de pesadumbre. / Parece que los ojos
se vacían de uno o de simple ausencia /
y dices que es un “arte difícil” la trayectoria / el
vaivén de las hojas fue un cambio ya planteado
desde antes: los muertos, la secoya, la letra
de ese dolor en el costado. / No sé qué prefieras,
si el aturdimiento, o el fulgor
de las cosas que son alas / un descenso individual
en las extensiones del hielo, el amarillo
digno de una sola antena que sobresale
desde la ventana─
Tenuemente lo perdiste todo, dices,
el oro y el instante, el viento
en el boulevard. De qué sirve / “es difícil” /
“perder” / tan sólo equívocos.
Podemos hablar más de la luz del sol
que del lenguaje, pero el lenguaje
y la luz
se ayudan mutuamente… Hay un efecto
ante las pérdidas: el pensamiento sucumbe,
y quizá no importe / pero el pájaro emigra
a otra tierra de un cielo parecido
a este cielo. Todo podría ser igual: la pérdida,
el arte difícil de nombrar
y poco importa la garra de esa ave detenida
en el olmo / “amadas víctimas”, el nivel del agua
del estanque, una garza extraviada
en el lenguaje ajeno.
“Parece que perder no es un arte difícil.” / Toda
catástrofe es piedra─
Una avenida, un patio solar,
la mesa en la casa de tu madre para tomar el té,
el gorjeo herido del gorrión y las verduras, dice, son
“amadas víctimas” / el auto que asciende
es una mañana y arrayanes y olvido, dice, aunque
es difícil encontrar una frazada
frente a mi cuerpo repleto de anestesia. / “La luz
del sol”, “el lenguaje”; la luz del sol
en el acantilado y en mi espalda
podría ser otro cielo, una ”víctima amada”: sí
se desvanece el aliento y hay perdigones
en la pérdida, dice. Hay un símbolo en el muelle,
en ese pozo de caballos y de sombras. / Perder
significa un revólver rojo
en la respiración del hundimiento.

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Poemas tomados de:

http://laseleccionesafectivasmexico.blogspot.com/2007/01/len-plascencia-ol.html