25/7/08

Eduardo Padilla

Eduardo Padilla, Vancouver 1976


Poemas




Un ave cae

Un ave cae.

No él ave, o la
ésta es sencilla,
anónima desde el huevo.

Acaso se desploma, se sumerge, se hace bomba,
pero concordamos en que un descenso
se está dando.
El reverso de esta carta sería preguntarle al gusano por el ave
que viene a incomodarlo:
“El ave asciende” dirá,
piadoso.

Si yo digo que un ave cae
lo digo sencillo
sin mayor aspiración
que realizar un ligero asentimiento.
Cuando la muerte toque a mi puerta
la recibiré con tan ligero asentimiento
que la haré sentir que realizó el viaje en balde.

Es de mala educación, cortar a la mitad la broma de tu vecino.
Adelantarse al desenlace de un circuito ya oído.

Lo correcto es fingir sorpresa.

Si yo digo que un ave cae es porque aspiro a lo incorrecto.

Ni el objeto ni la acción son aquí nada (algo) más allá de si mismos.
Un ave cae, cierto, pero esta ave en particular no nos invita
a proyectar arcadas a diestra y siniestra.
La palabra infinito no será proferida en este vestíbulo,
sin importar cuanto lustre le saque Jaime a nuestro reloj de bolsillo.

Desean tirar del arco.
Desean tirar del arco y que la flecha silbe y que la cuerda cante.
Desean que estos sonidos recorran las arcadas, levantando polvo, despertando ecos.
Desean que el mutismo de una arcada hundida en sombras sea verdaderamente
inescrutable.

Todo esto para una mayor resonancia. Ustedes desean amplificación y resonancia.
De acuerdo,
se entiende.
Pero dudo del potencial de esta ave; éste es un pájaro
que se resiste a caer de una forma que no sea llana y simple.

Si lo que buscan es pasear el bigotillo simétrico
a lo largo ancho y profundo de un caracol que se expande o se encoge,
lean a los clásicos.

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Poema tomado de: Períodico de Poesía



Auto-retrato con escuadra


Siendo la vida una vela impertinente,
izada en la impermanencia del eje vertical
— y —
siendo la muerte una vela intermitente,
arrojando su luz negativa sobre la permanencia incontinente del eje horizontal:
tomaré mi escuadra y tocaré el arpa en silencio,
como quien finge decir algo urgente detrás de un cristal blindado,
bien sabiendo de antemano
que no hay sordomudos en el área.

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Poema tomado de: Las elecciones afectivas

Hernán Bravo Varela

Hernán Bravo Varela (Cd. de México, 1979)


POEMAS

CHILLIDA

A Nicolás Pinkus

Entre que fue
para nosotros tanta
la puerta que se nos
habría de haber
abierto encima, estamos
aquí en medio,
llegados. Ven,
que no se cierra el aire
a sostenerse en pie,
a dar con una casa
donde sobre el espacio
para mover las cosas
del lugar que ocupaba
su vacío;
para quitar los ojos
de la llave
que abría el agua
en dos, los que quedamos
desviviéndonos
por llegar a salir.
Consistiera el quehacer
en no tapar el sol
con la palabra
que tuvo a bien
darnos en sombras
su acero sin forjar,
la voz de su incendiarse.
Ayer,
no movimos un dedo:
el alabastro estaba,
el peine que peinaba,
ese camino
de volver
a tomar el camino.
Ahora
que se le hace de noche
al mundo y a la puerta,
pasa de largo, estate
tú también,
como una aldaba. Pasa.*
*Ante la Puerta de la libertad.




RESACA

A Washington Cucurto


“En cuanto a ti, el desierto.
Suelta la música,
ábrete la carencia,
dolor, la duna franca;
cansado de pensar
lo húmedo y lo seco,
separados;
la playa o la creación
y tu cabeza.
¿No escuchas
las reverberaciones,
la bilis en el blanco
por obra de la luz
o de su espectro
que no alcanzas
porque lo de la abuela
no se toca?
Pues sí, lo que parece
un vómito
común, tu soledumbre,
su nana por la noche
del lavabo
—así de blanca y doble
tu desaparición,
así
de inútilmente puros
cráneo y hemisferios
que a fuerza de pensar
te brillan fuera—,
tan sólo fue
tu propio llamamiento.
En cuanto a ti,
que confundes
escala y escalera,
lo único
posible es el comienzo.”


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Poemas tomados de: Sobrenaturaleza (Inédito) en Las elecciones Afectivas

20/7/08

Fernando Trejo (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1985)

Fernando Trejo

(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1985)

POEMAS

Tratado de libre muerte

No, si no se trata de esto. Debes esperar como yo espero. A la salida. A tu puerta. Esperar el trago del licor más caro del supermercado. Y aguantarse. Aguantarme las ganas de orinar para no dejar de soltar palabreríos. Porque uno no se da cuenta de cuánta carne compone su máscara la muerte. Podría ser la nuestra.

No, si te digo que no se trata de esto. Es más bien un par de crueles abismos negros rellenos de vapores sosegados. Humo del viento. Calandria sin destino o con destino a nunca. Te digo de estos pasos que siento tras de mí y de esa sombra a reojo larguísima que me muerde los pies. Podría ser “La Muerte” o “El muerte”. Yo no sé de qué vagina haya nacido y si su sexo fue creado por un Dios o lamido por un Diablo. Nunca La he visto a Él. Pero se que se llama a veces “Muerte”. Y descanso. Te digo que no sé de qué se trate esto, pero ayer Doña Ofelia me habló pidiéndome un poema filoso y puntiagudo para enterrárselo en el pecho. Sucumbe este poema antes de volverse redentor de cuerpos torpes. Agoniza al filo de la hoja. Tiembla. Se desvanece. Logra desaparecer.


Bienvenida a la avenida

Bienvenida a la avenida

Nueva

recién limpia

Curada de espanto a marrazos

a mano de obra

a último borde de cemento



Dijeron en los diarios que el símbolo de la ciudad había sido destruido. Nunca encontré el símbolo de la ciudad. Me daba pena.
De los más de mil fragmentos, al menos uno partió mi corazón. Remontado a bosque para ser hachazos, cierra eléctrica. Sangre por la ciudad maldita de mi cuerpo, ahí, entre mis venas lazadas a mi cuello, existe la cal de las flores paridas debajo de las piedras. Alimentadas por la alcantarilla principal del pueblo migratorio de las ratas, del municipio fantasma de alacranes dispersos a otros lados.
Doy bienvenida a la avenida, nueva, recién limpia.
Asesinos los hombres que construyeron mis manos, estos ojos ciegos a ver las diferencias de tus nalgas. Muerto de ser, camino entre la caspa de las nubes mismas que han cubierto mi cabeza todo el tiempo. Me espero. Me subo al sol en colectivo y logro ver, ahora sí, el símbolo de la ciudad.



POEMAS TOMADOS DE:

Circuito Amor, (Red Utopía Jitanjáfora, 2002), Raíces de un Sueño, (Viento al Hombro, 2002), Por las mujeres, hermanos, escribamos, (Viento al Hombro 2005), ¿A dónde van las palabras?, (UAEM, 2006) y Alba por los caminos (UNACH, 2006).